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Los procesos constituyentes en democracia son hitos políticos y sociales con el potencial de hacer cambios profundos en la dirección de los sistemas políticos de los países que los viven. Latinoamérica ha tenido seis procesos constituyentes que dieron origen a nuevas constituciones y hechos por gobiernos democráticamente electos después del periodo de transiciones que comenzó en los setenta: Colombia en 1991, Argentina en 1994, Ecuador en 1998 y 2008, Venezuela en 1999 y Bolivia en el 2009. Todos estos procesos fueron realizados por Asambleas Constituyentes; sin embargo, los antecedentes que las motivan y las características propias de los procedimientos que las gobiernan, en particular aquellos sobre participación y representación, difieren en tal grado, que los resultados sobre las distintas dimensiones de la democracia también difieren entre los distintos casos. El presente libro ofrece una explicación sobre por qué hay algunos procesos constituyentes más exitosos que otros, medido respecto del impacto en el desarrollo democrático una vez terminado el proceso. Basándose principalmente en las experiencias de Colombia, Venezuela y Bolivia, la autora concluye que el proceso constituyente en sí mismo es importante, ya que, independiente del texto de la nueva constitución, durante éste las y los actores que estarán a cargo de la implementación de la nueva constitución se reposicionan de tal manera que fortalecen o debilitan los contrapesos con los que el poder se ejerce. En consecuencia, si el Ejecutivo es muy protagónico durante el proceso constituyente, éste tendrá más capacidad de concentrar el poder durante el periodo de implementación de la nueva constitución. Por el contrario, si la o las oposiciones logran tener un rol importante, el poder se equilibrará de mejor manera con posterioridad al proceso.