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Las licencias Creative Commons y la filosofía del copyleft fueron el resultado del primer movimiento social generado en torno a la propiedad intelectual. El software libre goza de buena salud, pero la cultura libre no. Las diferencias entre código y libros, canciones y películas son cada vez más evidentes, pero se sigue insistiendo en que el uso de las Creative Commons, por sí solas, van a acabar con la precariedad y con los abusos de la industria.
A pesar de las simpatías que genera en algunos sectores de la izquierda la cultura libre presenta por desgracia más que sospechosos parecidos de familia con la agenda neoliberal.
«Muy pocas alternativas a la propiedad intelectual convencional han integrado en sus proyectos alguna clase de crítica del mercado de trabajo, una redefinición de la categoría de trabajador intelectual, una solución viable para las tareas de mediación, formas de retribución justa de actividades artístico-culturales o, incluso, alguna clase de complicidad con proyectos políticos antagonistas más amplios. La opción mayoritaria ha sido dejar esas cuestiones abandonadas a la espontaneidad de la red, como antes el liberalismo propuso abandonarlas a la espontaneidad del mercado». (del prólogo de C. Rendueles e I. Sábada)
Más que nuevos tipos de licencias son necesarias instancias colectivas para la gestión de la propiedad intelectual y derechos de autor. Necesitamos sindicatos en el ámbito de la cultura. Este libro es un modesto intento para empezar a sentar las bases históricas, ideológicas y discursivas para ese proceso.