« Aurora de sangre. Vida y muerte de Hildegart» de Eduardo de Guzmán

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Editorial La Linterna Sorda
12/03/2015 - 19:30
Presentación de libro

Traficantes de Sueños

Con la participación de Ana Muiña, editora y prologuista del libro. Charo Perdices, componente de 'Mujeres Libres' en los años 70. Rafael Cid, periodista. Enrique González Duro, psiquiatra pionero de la antipsiquiatría española. Paco Serrano, librero.

 

HILDEGART RODRÍGUEZ fue una fascinante figura en tiempos de la Segunda República española. Niña prodigio, en su corta vida estudió tres carreras universitarias, escribió 15 libros –abundando sobre la revolución sexual– y una centena de artículos periodísticos y opúsculos divulgativos; actividades unidas a una militancia obrera, social y feminista.
Su madre, Aurora Rodríguez, protectora y tiránica, no pudo soportar que su "escultura de carne" –como así se refería a su hija– dejara de ser como ella tenía proyectado que fuera. Cuando Hildegart quiso emanciparse, decidió 'destruir su obra’. Cuatro tiros de pistola acabaron con la vida de esta estimulante escritora de 18 años.
Desde su alumbramiento, los datos relativos a Hildegart y a su madre han sido intencionadamente contradictorios ya que Aurora se encargó de sembrar dudas sobre sus vidas. El misterio planea sobre sus biografías.
La historia escalofriante de Hildegart conmocionó a la España republicana, para luego sumirse en el espeso silencio de la dictadura franquista, hasta que, en 1973, el escritor y periodista Eduardo de Guzmán decidió publicar 'Aurora de sangre. Vida y muerte de Hildegart'. El libro es un extenso reportaje que hoy, La Linterna Sorda rescata del olvido.
Eduardo de Guzmán conocía los hechos de primera mano, trató a las dos protagonistas y cubrió en exclusiva el relato del crimen en 1933, cuando era redactor jefe del diario ‘La Tierra’.
Años después, en 1987, el reconocido psiquiatra Guillermo Rendueles, trabajando en el psiquiátrico de Ciempozuelos, descubrió allí el historial clínico de Aurora Rodríguez. Por él pudimos saber que Aurora vivió encerrada, olvidada por todos, 20 años más ya que se la dio como desaparecida al estallar la guerra en 1936.
Más allá de la crónica negra, 'Aurora de sangre. Vida y muerte de Hildegart', nos desvela todo un entramado metafórico en torno a las relaciones de dominación, de autoridad y poder, así como la persistente lucha de las mujeres por ser libres.

 

Eduardo de Guzmán Espinosa nació el 19 de junio de 1908 en Villada, Provincia de Palencia, Castilla, España, hijo de Mariano de Guzmán Torbado, abogado, y Consuelo Espinosa Echenique, maestra. En 1918, al fallecer su padre se trasladan a Valladolid, y en 1920 a Madrid, donde desarrolló toda su vida profesional. Cuando llegó a la capital sobrevivió escribiendo cartas por encargo para personas analfabetas. Pronto dejó claro que su vocación era el periodismo y trabajó para el diario vespertino La Tierra, donde destacó por sus reportajes sobre los sucesos de Casas Viejas (1933) y la revolución de Asturias (1934).

Cuando cerró La Tierra en 1935 pasó al periódico Libertad, donde trabajó junto a Eduardo Haro, padre de Eduardo Haro Tecglen. En esa época también colaboró con Frente Libertario. Tras el estallido de la Guerra Civil española dirigió el diario cenetista Castilla Libre desde la aparición del primer número, el 2 de febrero de 1937. Fue apresado en el puerto de Alicante al acabar la guerra civil e internado en el campo de concentración de Los Almendros y en el de Albatera. De allí fue trasladado a la cárcel madrileña de Yeserías.

En enero de 1940 fue sometido a un consejo de guerra sumarísimo en el que también figuraba el poeta Miguel Hernández y condenado a muerte, pero en mayo de 1941 su pena es conmutada por la de prisión, logrando la libertad condicional en 1943.2 Fue también miembro del Comité Nacional de la CNT, del que también formaban parte Manuel Amil Barcía, Gregorio Gallego García, Celedonio Pérez Bernardo, Francisco Bajo Bueno, Aquilino Padilla, Hilario Gil, Cecilio Rodríguez, José Expósito Leiva, Pedro Ameijeiras Blanco, Francisco Royano, Ildefonso Nieto Castañedo y Manuel Fernández. En 1951 fue acusado de espionaje e internado un año en Oviedo. Quedó inhabilitado a perpetuidad para ejercer la profesión periodística y sobrevive gracias a las traducciones que realiza para varias editoriales y sobre todo a las novelas policíacas y del oeste que escribe para su venta en los quioscos, utilizando diversos seudónimos, como Edward Goodman, Eddy Thorny, Richard Jackson, Anthony Lancaster o Charles G. Brown. Durante veinte años escribe más de 400 novelas de estos géneros.2 También escribió reportajes, cuentos y guiones de cine, aunque esto no lo libró de las iras represivas del gobierno. Desde 1969 trabajó en la agencia mexicana de noticias. Al final de la dictadura franquista y durante la transición colaboró en Tiempo de Historia, Triunfo y Diario 16.2 También en Índice. En 1972 publicó Aurora de sangre (Vida y muerte de Hildegart) en la que cuenta la historia de la joven feminista Hildegart Rodríguez Carballeira, asesinada por su madre en 1933, libro que fue adaptado al cine por Fernando Fernán Gómez.

En los años siguientes publicó su monumental trilogía autobiográfica sobre la guerra civil y la represión de posguerra, La muerte de la esperanza, El Año de la Victoria y Nosotros los asesinos. El Año de la Victoria recibió el Premio Internacional de la Prensa de 1975. Después escribió 1930: historia política de un año decisivo, La II República fue así y España entre la dictadura y la democracia. En 1985 publicó Historias de la prensa. "Concebía sus escritos como una obligación moral con todos aquellos a los que vio morir", afirma Fernando Olmeda. Se le rehabilitó como periodista en 1978.2 A partir de ese momento incrementó su actividad como escritor y conferenciante, prosiguiendo en su militancia libertaria. Eduardo de Guzmán Espinosa falleció el 25 de julio de 1991 en en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

Fuente: Wikipedia

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